lunes, 13 de junio de 2011

BALLENAS Y LIBROS ROJOS

Expertos estiman que la Ballena Azul (Balaenoptera musculus), el más grande animal y mamífero vivo que conoce la historia de nuestro planeta, con un máximo de 33 metros de largo y un peso superior a las 100 toneladas, está en peligro de desaparecer pues de las numerosas manadas que habitaban los mares de la tierra, se estima que hoy no sobrepasa los mil ejemplares.

Su “hermana”, la Ballena Minke (Balaenoptera acutorostrata), de 11 metros y 9 toneladas aproximadamente, está en vía de extinción por la caza indiscriminada que aún realizan países como Japón, Noruega e Islandia.

Para evitar la extinción de los diferentes cetáceos que habitan el planeta la Comisión Ballenera Internacional (CBI), donde participan representantes de unos 80 países miembros, debate periódicamente las posibles medidas que pueden aplicarse para evitar el extermino de las ballenas, entre ellas esta la posibilidad de declarara y hacer del Atlántico Sur “una zona libre de matanza de ballenas”.

Sin embargo, los cetáceos son sólo una de las familias de animales amenazadas en Chile y el mundo, pues otras especies sufren y sufrieron la persecución humana que en algunos casos las llevó a su extinción como el Pájaro Dodo (Ranphaftus maculatus), la Paloma Migratoria (Ectopistes migratorius) y el Lobo Marsupial o Tigre de Tazmania (Thylacinus cynocephalus).

En la Región de Atacama, según el “Libro Rojo de los Vertebrados Terrestres de Chile” (1993, Segunda Edición) existen tres mamíferos en peligro de extinción: la Chinchilla Costera (Chinchilla brevicaudata),la Nutria de Mar o “Chungungo” (Lutra felina) y el Puma (Felis concolor); a lo que se debe agregar este año (2011) el guanaco (Lama guanicoe); mientras cinco aves también poseen la misma clasificación: el Suri (Pterocnemia pennata tarapacensis), el Pingüino de Humboldt (Spheniscus Humboldti), la Bandurria (Theristicus caudatus), el Halcón Peregrino (Falco peregrinus anatum) y el Loro Tricahue (Cyamoliseus patagonus byroni), aunque expertos señalan que esta última ave ya está extinta en la Región. El libro citado no registra antecedentes sobre reptiles, anfibios y peces en dicha categoría, no obstante, hay sospecha que el bufo atacamensis, sapo endémico de la zona, podría estar en peligro de extinción.

Pero estas especies de la fauna de Atacama no son las únicas en peligro de extinción, este fenómeno también afecta a su flora. Según el “Libro Rojo de la Flora Nativa y de los Sitios Prioritarios para su Conservación: Región de Atacama” (marzo 2008) indica que existen 26 especies en peligro de extinción, entre las cuales esta la conocida Garra de León (Leontochir ovallei), el Algarrobo (Prosopis chilensis) y la Chachacoma (Senecio eriophyton).

Ante esta situación la comunidad local no debe permanecer indiferente. Una de las formas de cuidar y proteger la fauna y flora de Atacama es estar informado de cuales son las especies en peligro de extinción y/o amenazadas y saber que cada una de ellas cumple un rol ecológico y forma parte de un ecosistema que puede ser alterado o dañado por la desaparición de cada una de estas especies. Quizás el caso más emblemático de la destrucción que produce la acción antrópica se manifiesta en toda su rudeza cuando se produce el fenómeno denominado “Desierto Florido”. Aunque es un paisaje de innegable belleza y colorido, e incluso es explotado por el turismo, las personas lo destruyen arrancando las flores o pasando sobre ellas con máquinas todo terreno, o simplemente contaminándolo con desechos de bebidas, bolsas, papeles y otros desperdicios.

La comunidad local debe cuidar y proteger la flora y fauna de Atacama si queremos dejar para las generaciones futuras las mismas bellezas naturales que aún podemos apreciar y disfrutar y que de alguna forma mejoran nuestra calidad de vida y nos proporcionan un vivificante bienestar.

El daño que el ser humano causa al medio ambiente, a su entorno, implica que está vulnerando su propia existencia, no sólo aquella de las especies que persigue, elimina o contamina, sino porque en definitiva está hipotecando, a corto plazo, la supervivencia misma del planeta.

Jorge Oporto Marín. Periodista y Guía de Turismo. Presidente del Grupo de Acción Ecológica de Atacama (GAEDA).

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